viernes, 18 de julio de 2008

Sin dedicatoria, ni destinatario (3)

Ese ahogo que me da releer la historia y que los sonidos ocupen mi cabeza para llenármela de recuerdos para darle entonces espacio a la nostalgia y a la gana de volverte a colores pero sin tanta perturbación, sin tanta conexión a esos gritos con tu nombre y podértelo decir pronto pero sin tanta desesperación y poderte tomar de la mano de vuelta y en espera que algún día retomemos conversaciones pendientes de amistad.

Ese ahogo constante que me provocan los códigos, ese ahogo sofocador que hace que la garganta se me achique hasta dejarme sin respiración. Ese ahogo que me da recordarte entre mi rutina mal maquinada sacada de una caja de cereal, porque las cosas se ponen cada vez diferentes y eso me provoca un tanto de ahogo, ya no miedo porque el miedo lo abandoné cuando decidí tirarme de ese puente, cuando me llené de valentía o de cobardía para ocuparme por completo.

Ese ahogo que espero nos sigan invadiendo pero para provocarnos más sonrisas y dejar a un lado éstos que nos hacen llorar hasta en lo público. Ese ahogo que deseo, ese ahogo tan esperado, ese ahogo que nos quitará la violencia y nos hará lo que antes individualmente fuimos. Ese ahogo que promete llevarse algunos de esos miedos que nos invaden.

1 comentario:

LuisRo (P*!!!) dijo...

Simplemente me encantó. Gracias, son cosas que me gustan leer. Esto también lo puedo escribir en un papelito y llevarlo para leerlo de vez en cuando.