martes, 2 de septiembre de 2008

Constantes dialécticas (4)

La canción suena…suave…sabiendo ya de memoria cada uno de los ritmos del piano, donde sé perfectamente los silencios justos que le dan oxígeno a los altos, para así entrar leves violines que me hacen erizar y ese eterno vaivén del acordeón que le pone la rapidez seductora del pensar y soltarme de una sola vez.

Soltarme…sí, extender los brazos, sacar la sonrisa, cerrar los ojos, abrirme espacio en medio de tanto caos, interrumpir las caminatas de los demás y dejarme llevar. Porque con esa canción que suena, el mundo se me hace tan chico y tan explorable para volar y dejarme guiar de la mano de los recuerdos, risas, aromas y esa canción que suena.

No sé que tendrá, sé que tiene un embrujo que me hace aliviar y respirar. Porque cada vez que doy play, me he preparado para este torrente y en ocasión porque he de mentirles, se me olvida lo intenso de la melodía. Ya que con sólo pensarla el corazón se me comprime, es donde los brazos piden viento, donde mis ojos desean soñar, es donde mis pies brincan con tanta gana y pues es donde mi alma recuerda y me hidrata la piel con viejas escenas que me hacen en ocasiones y en silencio, hasta llorar.


Esta es la canción que suena y ... (La Noyee, Yann Tiersen)

No hay comentarios: