miércoles, 20 de abril de 2011

Fútbol y Guatemala

Me gusta el fútbol, sería una mentira que lo negara.  Sigo a algunos equipos, voy algún sitio a ver los que considero importantes y de una forma muy superficial puedo sostener alguna plática al respecto.  Pero dentro de esta dinámica nunca se me ha pasado por la cabeza ir o ver algún partido de la Selección Nacional, la poca información que sé, es porque alguna otra persona me lo cuenta o sencillamente las noticias cumplen su trabajo.  Los partidos se me hacen aburridos, he caído a burlarme de lo mal que juegan y constantemente he apoyado que ese dinero se utilizé para otras disciplinas con mejores posibilidades que la "Sele".  Claro también rescato el fútbol femenino que a pesar de sus limitantes económicas ha desempeñado un papel mucho mejor que la de hombres.

Pero como resultado del azar, terminé viendo el domingo 10 de abril, el partido de la Sub-20 contra Panamá, ya en los últimos minutos, poniéndome automáticamente con una mentalidad negativa asegurando que iban a perder.  El pesimismo creció en la primera ronda de penales, cuándo para mi sorpresa, no fallaban!, empecé a sentir algo raro dentro de mi, una combinación como de esperanza y euforia, sin tan siquiera saber qué carajos estaban discutiendo!.  Al terminar esta ronda, estaba en plena emoción.  Ya para entonces, el volumen de la televisión estaba al máximo y ponía atención a los comentarios mal que bien informativos del próximo futuro de la "Sele".

Lo demás es historia, ganaron el partido y según dijeron van a los Juegos Panamericanos en México.  Al apagar la televisión, todavía con la emoción, me detuve a pensar que de una manera cultural-aprendida había sacado dentro de mi cabeza el pesimismo; había puesto en duda lo que habían/están logrando; y que ésto había sido un vivo ejemplo de lo poco o nada que creo en las cosas buenas que pasan en Guatemala.  La reflexión, talvez de una manera muy vanal, ha surgido dentro de mi, llevándola a otros espacios y recibiendo la misma respuesta.  Llegando nuevamente a la confirmación que llevamos el malinchismo dentro, y que a pesar que sucedan cosas buenas, no las validamos, no nos enteramos o simplemente suponemos que debe exister algo mejor.   

He de aclarar que no me he comprado una camisola, no he olvidado lo que políticamente implica un partido, ni ando siguiendo las noticias, pero lo que trataré de hacer, es empezar a nombrar las cosas buenas de Guatemala, de cualquier espacio o disciplina, porque no somos tan malos y malas como nos han hecho creer (trato).

1 comentario:

Wendy García Ortiz dijo...

¡Qué bueno que el futbol te hizo pensar todas estas cosas optimistas! :o)