martes, 28 de agosto de 2012

Caja de Cristal

A pesar del enorme horizonte que cubren mis ventanas, el ahogo no se marcha.  La rutina me levanta entre quejas y ganas de quedarme sumergida entre las sábanas tibias.  El tiempo se va marcando solo en el calendario, ese vicio lo he dejado por tratar de creerme un ser independiente.

El sol vuelve, me juega la vuelta para darle chance a la luna que últimamente habla sin parar pegada a mis paredes.  Las pastillas se han vuelto mis mejores aleadas, el tabaco para mi fortuna me provoca resaca y la cerveza, la inflación me la tiene medida sin proporción.  Así pasan los instantes muchos divertidos, otros olvidados y algunos fingidos porque se debe ser amable y agradecido/a con la vida, me grabaron.

Entro a las pacas en busca de oportunidades de segunda mano, vivo pensando en una reinversión para poderme ir lejos, cambiarme de nombre y empezar sin extrañar a ese miedo latente de encontrarme con el lado animal de la gente que muta y habita la ciudad, que con varios golpes, leves para mi fortuna, me enseñó que la vida vale un poco menos que un recuerdo dulce.

Ésos que me sacaban la sonrisa y ahora me quiebran la voz.

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